Esta es de las que más me gusta y además no es tan larga como las anteriores.
De la ermita de San Andrés ya puse una entrada en el blog con fotos de algunos detalles: San Andrés
La antigua ermita de San Andrés
Todos los que se han ocupado de la descripción de
la jurisdicción municipal de Sopelana han citado la existencia de la ermita
dedicada a San Andrés en el paraje de Meñakoz, nombre éste que significa
pastizal y que está encuadrado precisamente fuera del área del litoral entre
los campos. En la toponimia de la Anteiglesia dicho paraje de Meñakoz abarca
incluso hoy al caserío de San Andrés y a otro más antiguo conocido como
Sandinder, Sandinderi, Dandieri, etc.; transcripciones éstas últimas que
suponen la existencia de la ermita de San Andrés en la Edad Media. En 1846 se
realizó un informe sobre la población de Sopelana y en la que se daba el dato
curioso de que en esta paraje de San Andrés se equipaba el número de habitantes
femeninos, cinco, con el de otros tantos masculinos, Según don Manuel Basas la
advocación de San Andrés va unida a los caminos y a la mentalidad religiosa de
la época romántica. Sabido es que desde el año 785 data la ermita de San Andrés
de Urkizu en Yurre. En Pedernales (Sukarieta) existía su parroquia también de
San Andrés desde lejano tiempo hasta que la reedificada en 1525 fue sustituida
por otra en 1785. La parroquia de Ibarrangelua es también de la advocación de
San Andrés. Según don Eusebio Martija, autor de un inventario de las ermitas de
Bizkaia, llegan a casi 20 las puestas bajo la tutela de dicho Santo Apóstol de
quien Sabino de Arana había dicho que el día de San Andrés debían declara
"Fiesta Nacional" ("Bizkaitarr", 30 de Noviembre de 1894),
dado que en esa fecha nuestros antepasados habían triunfado sobre las huestes
de Alonso III en la Batalla de Arrigorriaga. La Cruz de San Andrés, o aspa,
precisamente Sabino la impone en la Ikurriña en alusión a dicha Batalla de
Arrigorriaga en color sinople o verde (gurutz orleia) expresando a su vez al
Sagrado Roble de Gernika, símbolo de la Legislación Bizkaiana o Lagi-zarra;
como lo declaraba él en su calendario en fecha Garrila'ko 14-an.
Para una población como Sopelana que desde sus
comienzos está dedicada a San Pedro, se halla Justificada una ermita dedicada a
un hermano del mismo que así lo fue el Apóstol San Andrés.
Sin embargo en la nomenclatura de los
Sopelanatarra no encontramos muy divulgado el nombre de Andrés, lo que no
significa una masiva devoción a dicho discípulo de Cristo. Así, el primero que
encontramos documentado en 1596 es Maese Andrés de Larragoitia, Apoderado por
Sopelana en las Juntas de Gernika. En las mismas en 1654 lo fue Andrés de
Larraondo; en 1682 Andrés de Goikoetxe y Artazatorre. En 1742 Andrés de Kortina
y en 1859 Andrés de Goiri-Golzarri. En 1630, ausente en la Real Armada de Su
Majestad hallaremos en el primer libro de bautizados, casador y finados de
Sopelana (folio 37 vuelto), Andrés de Aldeko.
Durante los Siglos XVII y XVIII se sostuvo por
acuerdo de la Diputación de Bizkaia un fortín como lugar de contención de las
posibles invasiones de los corsarios ingleses que merodeaban las costa
cantábrica.
En las actas del Ayuntamiento ya en 1753 se
registra la costumbre de realizar novenas y rogativas en dicha ermita, abierta
al culto siglos atrás para devoción de arrantzales y mariñeles, que sentían sus
problemas peculiares de naufragios, pérdida de la pesca y ahogamientos. En
Meñacoz en 1767 aparece el cadáver de un pescador extranjero por el que se celebró
un funeral solemne con la idea de que a la gente marinera de Sopelana también
le gustaría que hicieran lo propio por un convecino que perdiera la vida en
otras costas.
En 1772 se incoó un pleito con Barrica acerca de
la Potestad de uno de ambos municipios sobre el terreno en el que se enclava la
ermita de San Andrés, siendo la sentencia favorable a Sopelana.
En 1783 el Ayuntamiento patrocina dos novenas
efectuadas en dicho pequeño templo, inspeccionándose los mojones del terreno
que lo acordonan y cuyos fortines fueron reconocidos en 1786.
Consta en 1841 que la imagen de Nuestra Señora
del Rosario que solía sacarse en precesión por la Anteiglesia, se instaló en
esta ermita para iniciar con ella piadosa ceremonia.
Es lamentable que tanto los historiadores como los propios
cronistas del pueblo (que eso vienen a ser los secretario y los párrocos en sus
propios documentos) desatiendan las referencias que hubieran podido dar acerca
de esta ermita, única de Sopelana, pues la de Santa Marina participa con
Urduliz y la primera cita de la misma es de 1782.
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