domingo, 31 de agosto de 2014

Historia de Sopelana (Sopela), I

Esta vez voy a poner en las próximas entregas un texto que encontré también por internet (en http://www.osakidetza.euskadi.net) referente a la historia de Sopelana.
Aviso que es bastante largo pero a mi me interesó y para tener guardado y en un momento dado leerlo no está mal (yo lo he hecho). Aviso también que serán varias entregas.
Lo reproduzco tal cual, con los posibles errores tanto ortográficos como de grafía de topónimos o nombres.


Comienzos históricos de la anteiglesia


En el altozano, sobre una antigua colina, como aupado para desde allí ver mejor la mar que en remotas edades dio trabajo a sus habitantes como ahora dan fama sus playas a esta anteiglesia, pues son las más concurridas de sus zona del litoral, se halla el campanario de la parroquia de San Pedro Apóstol en una ampliación de la torre que fue del linaje de Sopelana, uniendo así en simbólico maridaje la historia religiosa y civil de tan singular pueblo vizcaíno. Tuvo el privilegio de que el célebre cronista del Señorío, Lope García de Salazar, se ocupara de la estirpe de Sopelana y así nuestro municipio entra con toda categoría en las páginas de los anales medievales. Efectivamente, lindando con el océano Atlántico por el occidente y el Norte, como por el oriente con Urduliz y por el Sur con Berango y Getxo, a 21 kilómetros de distancia de Bilbao a cuyo partido judicial pertenece, Sopelana (cuya extensión territorial supera los ocho kilómetros cuadrados) cuenta con una población de 6.259 habitantes, en 1.861 viviendas. Esta población aumenta considerablemente en verano, por familias que acostumbran pasar aquí sus vacaciones estivales. Su terreno, ondulado ofrece como elevaciones principales los montículos de Sopela y de Fraide, con las lomas de San Andrés de Meñacoz y de Gardoki. Una de las más curiosas estadísticas que se han realizado en el Ayuntamiento para la configuración de su término en la totalidad de ochocientas veinticuatro hectáreas, 68 áreas y 75 centiáreas es la distribución en orden alfabético que de las entidades de población de Sopelana se realizó siendo Alcalde Isidoro Zamakona y Secretario Pascual de Zalbidea el 22 de Febrero de 1940 y que fueron las siguientes: Atxondo, caserío, a más de dos kilómetros de núcleo de la capitalidad; el Barrio de Aresti a ochocientos; el Argaluza a 950; el caserío de Armuru a 400; el de Arnabar a 1250; el barrio de Artaza a 200; el de Bareño a 700; el caserío de Casarreina a 2500; el de Gastañaga a 1000; el de Ibarguren a 1600; el de Ibarra a 500; el de Iturralde 1500; el Barrio de Larrabasterra a 1100; el caserío de Larrogoiti a 1100;el barrio de Larrondo a 600; el de Manene a 700; el caserío de Mendieta a 1000; el de Orsekuako; el de Otaza a 1250; el de San Andres a 1200; el de Ugeraga con 57 fogueras, era gobernado por un fiel Regidor y le representaba un Apoderado ante las Juntas Generales de Gernika con el asiento y voto número 49, así como también ante las de Munguia donde participaba en las asambleas de los Municipios de la Merindad de Uribe a la que pertenecía Sopelana.
El historiador Juan Ramón Iturriza y Zabala describe a esta Anteiglesia en paraje alto y de buenas vistas de la costa marítima justificando.
Javier de Ybarra y Pedro de Garmendia al tratar de las Torres de Bizkaia dentro de la Merindad de Uribe, remontan los orígenes de la feligresía al Siglo XII. Aún para Lope García de Salazar es anterior pues dice que la pobló Lope Martínez de Ondazarroz de Salcedo que era del linaje de Marroquín y que casó con una hermana bastarda de Gonzalo Gómez de Butrón "el viejo", de cuya familia parece ser que era pertenecía el solitario edificio monasterial, entonces en el sitio de Jauregizar, que dicha dama aportó a los bienes matrimoniales.
Dicen los historiadores mencionados que la casa de Sopelana procede de los Manene que vincularon con Lope Martínez de Ondazarroz de Salcedo. Un hijo de la casa de Sopelana casaría con una hija natural del IV Señor de Butron don Gómez u Otxoa de Butrón, la cual heredaría el Monasterio de Sopelana con derecho a cobrar los diezmos y presentes. Con anterioridad lo poseerían (siempre según los mencionados historiadores) los Manene y Ondazarros de Salcedo, quienes por este último apellido ostentaban las armas que aún permanecen sobre la puerta ojival de la iglesia que antes lo era de la torre. Además poseían los Manene, como luego los ondazarroz, la mitad de la casa de Basaldua, la de Gorasasu, la de marar, la de Iraolaga, la de Urrujula y la casa vieja de Mentxaka. El referido matrimonio Ondazarroz de Salcedo-Butron tuvo por hijo a Gonzalo de Sopelana, quien tuvo por hijo a otro Gonzalo de Sopelana que fue el primero que llevó el apellido y el que construyó esta torre de Sopelana y que en una dama del linaje de Martiartu tuvo a Zuriño o Fortun de Sopelana, el cual casó con hija natural de Gonzalo Gómez de Butron "el viejo", V Señor de Butron. Descendía de esto aquel Martín González de Sopelana que murió en Aranda de Duero luchando contra los moros y cuya viuda sería la que trasladó la iglesia de Sopelana "desde el lugar denominado Arriendragoitia al de Jauregizar, más cerca del mar, y fundó allí mismo, detrás de la iglesia, una nueva casa de Sopelana". De este matrimonio fueron hijos don Gonzalo Martín de Sopelana, Caballero de Santiago, que murió con su padre en la batalla de Aranda de Duero. Les supervivió su respectiva hija y hermana única, que contrajo matrimonio con un varón del Solar de Manene Señor de Sopelana y Abad y Patrono del monasterio de San Pedro de Sopelana, el año de 1400.
Un Gonzalo Martínez de Sopelana otorgó testamento el año de 1515 ante el notario Martín Pérez de Mauraza y en él leemos; Ítem mando que mi cuerpo sea sepultado en el túmulo de piedra donde está sepultado mi quinto abuelo Fortun Arteach de Montehermoso, Señor que fue de Sopelana y que este túmulo se meta un codo de tierra debajo del coro y en donde me hagan mis obsequios y ánimas conforme es mi calidad.
Según cálculos de los señores Ibarra y Garmendia, dicho Fortun Arteach de Montehermoso de Salcedo, apellido de este último que se redujo a Marroquín de Montehermoso, procedía de un hijo de los Marroquín, casado con una dama de la familia de Butrón. Resulta ser el quinto abuelo de don Gonzalo Martínez de Sopelana, viéndose confuso que quien testó en 1515 pueda ser hijo del que murió en 1400.
Pero don Jose Miguel de Barandiaran tuvo la voluntad de indagar con los señores Grande y Aguirre la microfauna existente en este litoral bizkaino en pasadas época.
El gran etnógrafo llegó a la conclusión de que hace 12.000 años se había asentado en la que hoy es Sopelana una tribu o clan civilizado que fundó en la proximidades de Meñacos un taller para la manufacturación de sílex, fabricación de buriles y "picos" (llamados después asturianos por su profusión en la zona del principado) y que a cambio percibían víveres y útiles idóneos para desprender de las rocas los moluscos. En Sopelana era muy habitual que las ballenas capturadas por los marineros de esta costa entre Plencia y Portugalete fueran descuartizadas, absorbido su aceite y manipulados sus huesos como estiletes, púas y agujas de lencería. Ha de tenerse en cuenta, para probar la posibilidad de una etimología más de Sopelana ("bajo ballenas", sobaleinte; con su metátesis sobeleina"), como referenciada a las ballenas. No hay que desdeñar lo que los economistas dicen que la base de la historia hay siempre un interés financiero. Así, Sopelana debe su existencia al tráfico pesquero y a sus derivados, que hicieron de esta zona un punto neurálgico entre Bilbao, Plencia y el interior de Bizkaia. Por tanto, lo que hoy son famosas playas, antaño fueron reducto de mujeres, viejos y niños que practicaron la artesanía manual y que comerciaron con los cetáceos que los hombres vigorosos traían de sus redadas por el océano.

La presencia de los Ondasarroz que Lope García de Salazar considera como iniciadores de la población de Sopelana, es consecuencia de esta previa instauración de vecinos manufactureros con base a la pesca. Los Ondasarroz fueron esencialmente comerciantes, prestameros y en un tiempo llegaron a poseer algunos núcleos de población en los que, si no eran propietarios totales, sí que eran partícipes de media vivienda en las casas de Basaldua, Gorasasu, Marar, Iraolaga, Urrujola y Mentxaka; posiblemente hipotecadas por ellos a familias necesitadas que no pudieron devolverles el dinero cedido a cuenta de un trabajado a realizar.

domingo, 24 de agosto de 2014

Ermita de San Andrés

La ermita que está en plena curva camino a Barrika (desde Sopelana), casi llegando al cruce para acceder a Meñakoz.
Texto sacado de página URIBE :
"Ermita gótica situada en un promontorio junto al camino a la ensenada natural de Meñakotz.
Su acceso en arco se remonta al s. XVI, sin embargo la espadaña barroca, rematada por una cruz de piedra, procede de la remodelación realizada en el s. XVIII, época en la que también se realizó su bella bóveda. Históricamente San Andrés ha sido un lugar de culto y rogativas para los arrantzales y gentes del mar. Esta relación se refleja en el sabor marinero del interior del tiempo, adornado con barcos colgantes y alegres vidrieras.
En recuerdo de la antigua costumbre de acudir en procesión desde la parroquia de San Pedro hasta la ermita en la fiesta de San Andrés (30 de noviembre) se celebra en la ermita ese día una tradicional fiesta y romería."
Una foto general:
Ermita de San Andrés, Sopela (Sopelana)
De la trasera de la ermita:
Ermita de San Andrés, Sopela (Sopelana)
 La zona de entrada principal:
Ermita de San Andrés, Sopela (Sopelana)
 El campanario:
Ermita de San Andrés, Sopela (Sopelana)
 Un par de detalles de la ermita:

Ermita de San Andrés, Sopela (Sopelana)

Ermita de San Andrés, Sopela (Sopelana)
 Y otros detalles que adornan las rejas del lateral:
Ermita de San Andrés, Sopela (Sopelana)

Ermita de San Andrés, Sopela (Sopelana)

Ermita de San Andrés, Sopela (Sopelana)

Ermita de San Andrés, Sopela (Sopelana)

Ermita de San Andrés, Sopela (Sopelana)
 Yo no tengo ninguna foto del interior pero he encontrado por ahí un vídeo con fotos hechas dentro de la ermita: San Andres, interior.
Y la localización de la ermita, enfrente del pinar del mismo nombre del que ya apenas quedan unos pocos pinos en pié, después del incendio de hace pocos años:
Ermita de San Andrés, Sopela (Sopelana)