domingo, 28 de septiembre de 2014

Historia de Sopelana (Sopela), IX

Novena entrega de la historia de Sopelana, sacada de www.osakidetza.euskadi.net
Esta es de las que más me gusta y además no es tan larga como las anteriores.
De la ermita de San Andrés ya puse una entrada en el blog con fotos de algunos detalles: San Andrés


La antigua ermita de San Andrés

Todos los que se han ocupado de la descripción de la jurisdicción municipal de Sopelana han citado la existencia de la ermita dedicada a San Andrés en el paraje de Meñakoz, nombre éste que significa pastizal y que está encuadrado precisamente fuera del área del litoral entre los campos. En la toponimia de la Anteiglesia dicho paraje de Meñakoz abarca incluso hoy al caserío de San Andrés y a otro más antiguo conocido como Sandinder, Sandinderi, Dandieri, etc.; transcripciones éstas últimas que suponen la existencia de la ermita de San Andrés en la Edad Media. En 1846 se realizó un informe sobre la población de Sopelana y en la que se daba el dato curioso de que en esta paraje de San Andrés se equipaba el número de habitantes femeninos, cinco, con el de otros tantos masculinos, Según don Manuel Basas la advocación de San Andrés va unida a los caminos y a la mentalidad religiosa de la época romántica. Sabido es que desde el año 785 data la ermita de San Andrés de Urkizu en Yurre. En Pedernales (Sukarieta) existía su parroquia también de San Andrés desde lejano tiempo hasta que la reedificada en 1525 fue sustituida por otra en 1785. La parroquia de Ibarrangelua es también de la advocación de San Andrés. Según don Eusebio Martija, autor de un inventario de las ermitas de Bizkaia, llegan a casi 20 las puestas bajo la tutela de dicho Santo Apóstol de quien Sabino de Arana había dicho que el día de San Andrés debían declara "Fiesta Nacional" ("Bizkaitarr", 30 de Noviembre de 1894), dado que en esa fecha nuestros antepasados habían triunfado sobre las huestes de Alonso III en la Batalla de Arrigorriaga. La Cruz de San Andrés, o aspa, precisamente Sabino la impone en la Ikurriña en alusión a dicha Batalla de Arrigorriaga en color sinople o verde (gurutz orleia) expresando a su vez al Sagrado Roble de Gernika, símbolo de la Legislación Bizkaiana o Lagi-zarra; como lo declaraba él en su calendario en fecha Garrila'ko 14-an.
Para una población como Sopelana que desde sus comienzos está dedicada a San Pedro, se halla Justificada una ermita dedicada a un hermano del mismo que así lo fue el Apóstol San Andrés.
Sin embargo en la nomenclatura de los Sopelanatarra no encontramos muy divulgado el nombre de Andrés, lo que no significa una masiva devoción a dicho discípulo de Cristo. Así, el primero que encontramos documentado en 1596 es Maese Andrés de Larragoitia, Apoderado por Sopelana en las Juntas de Gernika. En las mismas en 1654 lo fue Andrés de Larraondo; en 1682 Andrés de Goikoetxe y Artazatorre. En 1742 Andrés de Kortina y en 1859 Andrés de Goiri-Golzarri. En 1630, ausente en la Real Armada de Su Majestad hallaremos en el primer libro de bautizados, casador y finados de Sopelana (folio 37 vuelto), Andrés de Aldeko.
Durante los Siglos XVII y XVIII se sostuvo por acuerdo de la Diputación de Bizkaia un fortín como lugar de contención de las posibles invasiones de los corsarios ingleses que merodeaban las costa cantábrica.
En las actas del Ayuntamiento ya en 1753 se registra la costumbre de realizar novenas y rogativas en dicha ermita, abierta al culto siglos atrás para devoción de arrantzales y mariñeles, que sentían sus problemas peculiares de naufragios, pérdida de la pesca y ahogamientos. En Meñacoz en 1767 aparece el cadáver de un pescador extranjero por el que se celebró un funeral solemne con la idea de que a la gente marinera de Sopelana también le gustaría que hicieran lo propio por un convecino que perdiera la vida en otras costas.
En 1772 se incoó un pleito con Barrica acerca de la Potestad de uno de ambos municipios sobre el terreno en el que se enclava la ermita de San Andrés, siendo la sentencia favorable a Sopelana.
En 1783 el Ayuntamiento patrocina dos novenas efectuadas en dicho pequeño templo, inspeccionándose los mojones del terreno que lo acordonan y cuyos fortines fueron reconocidos en 1786.
Consta en 1841 que la imagen de Nuestra Señora del Rosario que solía sacarse en precesión por la Anteiglesia, se instaló en esta ermita para iniciar con ella piadosa ceremonia.
Es lamentable que tanto los historiadores como los propios cronistas del pueblo (que eso vienen a ser los secretario y los párrocos en sus propios documentos) desatiendan las referencias que hubieran podido dar acerca de esta ermita, única de Sopelana, pues la de Santa Marina participa con Urduliz y la primera cita de la misma es de 1782.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Historia de Sopelana (Sopela), VIII

Octava entrega de la historia de Sopelana, sacada de www.osakidetza.euskadi.net



Contribución vecinal de 1848

Independientemente de los ingresos que por la sisa del vino foráneo se recolectaban en la pertenencia municipal de la taberna del pueblo, tantos se recolectaban en la pertenencia municipal de la taberna del pueblo, tantos fueron los gastos que con ocasión de las guerras cargaban sobre la Anteiglesia de Sopelana en 1848 que se dispuso que, por los montes argomales y terrenos comunales cuya leña y ramajes había sido gratuitos hasta entonces, se pasase contribución, que variaba por el valor de cada una de las casas de cada jefe de familia de Sopelana; esto nos permite hacernos una idea del estado económico de algunas casas solares cuyo nombre y el de su propietario o inquilino iremos poniendo a continuación, según los datos que contienen dichas cuentas, que forman el legajo número 1 del Archivo Municipal:
Juana Bautista Zalduondo Ibargoiko, que en el libro que daba razón de las liquidaciones generales de la última guerra es acreedora de 219 reales.
Vicente de Ondiz, de la casería Urgitxieta a quien se le deben 1.676 reales.
Ramón de Iraolaga, de la casería de Arabeta, Argaluza Erdikoa, del barrio de Atxondo a cuyo favor resultan 3.215 reales.
Juan Luis de Bilbao, de la casería Urko a cuyo favor de las liquidaciones generales de la última guerra resulta haber 1.767 reales.
Manuel de Eguzkiza, de la casería titulada Artaza Torre es acreedor de 1.069 reales pagados al cobrador Gonia en metálico.
Nicolasa de Goiri, de la casa titulada Iturralde quien los 610 reales que estaban ajustados a su poder los cedió con un interés del 47% en favor de su yerno José María de Castaños.
José de Aldekoa, de la casa titulada Aldekoa propiedad del interesado que parece en el libro de liquidaciones de la última guerra con 1.419 reales a su favor, que endosa en beneficio de su hijo político Carlos de Muñecas.
José Antonio Intxaurtieta, de la casa titulada Etxebarria satisfizo al cobrador Gonia 1.458 reales.
Juan de Basagoiti, propietario del caserío titulado Manene Goikoa debe por los cinco plazos de la contribución vecinal 700 reales.
Juan Bautista de Larraondo, de Manene Erdikoa, cancela la cuenta del millar por 3.709 reales.
El mismo, como administrador de la casa Etxebarri liquidó 74 reales. Mariano de Olagibel, propietario de Ibarra Errota hizo una liquidación de 1.167reales.
Don Ramón de Kortina, de la casa titulada Aresti Ostekoa endosa a favor de su ama el pago del argomal de la casa titulada Purena 283 reales.
Manuel de Piñaga, propietario de la casa titulada Aresti Aurrekoa, endosa a favor de su inquilino Juan Bautista de Gobela 704 reales.
Juan Bautista Bareño Mayor, y su yerno Juan Antonio de Iturriaga de la casa titulada Argaluza Ostekoa, endosan en favor de don Antonio de Kortina 1.056 reales.
Ignacio de Larrazabal, con mitad se los argomales adjudicados a la casa de Loiola debe 486 reales.
Miguel de Aberasturi, por el valor adjudicado a sus propiedades tituladas Alonzuena y Arnabartxu debe 2.268 reales.
José Maria de Uriarte, por su propiedad Peñazena debe 1524 reales.
Agustín de Arnanbalza, por su propiedad porseda aparece como acreedor de 981 reales.
José Ramón de Bidaurrazaga, por los argomales adjudicados a la media casa titulada Errekalde debe 825 reales y endosa 625 más a su padre Juan Antonio de Bidaurrazaga.
Juan Antonio de Manene Zubiaga, por la media casa titulada Errekalde satisfizo al cobrador Juan Antonio de Gonia 803 reales y por los días que estuvo ocupado en su acompañamiento el perito Alostegi otros 208.
José de Bidaurrazaga, por el argomal adjudicado a la media casa de Larraondo Bekoa 1249 reales.
Don Juan José de Aldekoa, debía por el argomal que tomó a su cuenta del que le fue adjudicado a la casa titulada Zabale, a la de Artaza Erdikoa y al resto de Arnabar con sus intereses 2244 reales.
Agustina de Atxutegi, inquilina de la casa de Gaztañaga Bekoa es acreedora de 1625 reales.
Feliciano de Landeta, de la casa titulada Aretxabaleta, por el expediente promovido por Vicenta de Kortina vecina de Algorta contra la anteiglesia de Sopelana es acreedor de 1396 reales.
Vicenta de Kortina, propietaria de la casa de Bareño Bekoa ha satisfecho por medio de don Santiago de Zalduondo cura y beneficiario de esta Anteiglesia 1525 reales.
La inquilina del Palacio de Sopelana, Magdalena de Bareño, como Juan de Urretxaga deben 3267 reales.
Juan Antonio Kortina y Arana, por su propiedad titulada Saltu y por la que se le ha adjudicado de Argaluza Aurrekoa, a través de su inquilino Santiago Arrigoitia es acreedor de 156 reales.
El mismo Juan Antonio Kortina y Arana, por intereses de plazos vencidos debe 154 reales más.
Vicente de Zalbidea, de la casa titulada Ripa (Erripa) Aurrekoa debe por cinco plazos de contribución vecinal 536 reales.
Juana María de Zubiagirre, del caserío Manene Bekoa de su propiedad endosa a favor de su par Domingo de Zubiagirre el haber que resulta a su favor de las liquidaciones generales de la última guerra 2373 reales.
Eusebio de Etxebarria, titular de Larrondo Torre por cinto plazos de contribución vecinal debe, entre otras cuentas, 700 reales.
Don Santiago de Zalduondo, de la casa de Iturrieta como dueño del terreno de unos árboles de los que se ha aprovechado la Anteiglesia tiene es u cuenta 100 reales.
Juan de Ureetxaga, de la casa titulada Ibarra por importe del terreno que ocupan los árboles juntamente con la sierra en la bajada de la iglesia a su casa, debe 116 reales, y endosa a favor de José de Basterretxea la diferencia de los 1803,3 reales que las liquidaciones generales de la última guerra se le deben.
Justo de Mentxaka, por principal valor en el argomal adjudicado a su propiedad titulado Arnabar debe 1169 reales.
Fernando de Olagorta, por el importe del argomal en nuevo remate debe 384 reales.
José María de Urritikoetxea, por lo adjudicado a sus propiedades de Gastañaga Goikoa y Ugeraga debe 4353 reales.
Dominica de Abaroa, satisfizo por su propiedad titulada Abaroa al cobrador de esta Anteiglesia 2655 reales.
la misma como propietaria de Goikoetxe, debe 1221 reales.
Ramón de Gonia (o Goña), del caserío de Bareño Goikoa es acreedor por los inquilinos de la misma a 201 reales.
Ignacio de Eguskiza, inquilino de la propiedad de Larrabaster satisfizo al cobrador de esta Anteiglesia 830 reales.
Juan Antonio de Basaldua, de la Casa Zugasti debe por interés de la espera de los plazos vencidos 69 reales.
María Bautista de Gorrondona, propietaria de la casa Curena, debe por intereses de la espera de plazos vencidos 38 reales.
Juan Antonio Dobaran, por el argomal adjudicado a su propiedad titulada Otaza-Goikoa debe 1136 reales.
Doña Simona de Arteaga, por los argomales de Bareño Torre con Amusaga de Bareño Torre por sí sólo, del trozo junto askiril con otro trozo para Atxabiribil y otros conceptos debe 6438 reales.
Victoriano Ansoleaga, de la casa titulada Larrondo Goikoa en tres trozos debe 1436 reales.
Simón de Urrutikoetxea propietario de las casa de Bentatxu Sekauko y por el terreno que ocupan los árboles de Bentaxu debe 191 reales.
Doña Leonara Eskauriaza, propietaria del caserío titulado Unamuno debe 1538 reales.
Juan Bautista de Gorordo, propietario de la casa de Manene Barri debe 1397 reales.
Al propietario de Larrondoaurrekoa cuyo nombre no se especifica, se le deben 2357 reales.
Juan Antonio Zalduendo Urresti, de la casa Zalduondo Goikoa se le aplican 1988 reales en contra, por morosidad, si bien el año 1850 entrega a su favor doña Simona de Aretaga 1449 reales para cancelar parte de la deuda.
Don Emeterio Billabaso, del caserío titulado Ripa Aurrekoa, recibe de Juan Antonio de Elordieta 656 reales que a su favor resulta de las liquidaciones generales de la última guerra.
La propietaria de Saldua debe al cura y beneficiado de esta Anteiglesia de Santiago de Zalduondo 4224 reales que esta anticipó por ella durante la guerra última.
José de Kortina propietario de la casa Mendieta debe por argomas 922 reales.
María Tomasa Urrutikoetxea, propietaria de la casa Larragoiti de la que es inquilino Miguel Antonio de Zalduondo es acreedora de 5274 reales.
Juan Antonio Zalduondo Bareño, Propietario de Ibarguren, por intereses de espera, por el terreno que ocupan unos árboles suyos y por cinco plazos de contribución vecinal debe 3366, si bien por exigencia del cobrador del metálico, por las liquidaciones generales de la última guerra y por el alcance es acreedor de 3366 reales con lo que queda cancelada su deuda.
A partir del folio 59 se registraron diversas cuentas menores que ya no nos interesen tanto, sino porque se especifica detrás del nombre del contribuyente la casa de la que cada uno es propietario. Así: Juan Antonio Goña de Errotabarri; Tomás de Saratxo, de Landabe; Ambrosio Bidaurrazaga, de la otra mitad de Landabe; Martín de Zarraga, de la de Saitu; José de Larrazabal, de la Gardoki (que cierta, por no querré apropiarse del argomal Adjudicado, se sacó éste a nuevo remate); Juan Antonio de Arsotegi; Nicolás de Ganbe, de Artaza Ostekoa; Pedro de Zubiagirre, de Casarrinaga; Lorenzo de Ugarte, de Zlduondo Bekoa; Tomás de Iturriaga, de Zalduondo Erdikoa; María Dominica de Manene, de Artadui; Marí Simona Bareño de Sandinder; Simón y Josefa de Agirre, de Sertutxa; José Manuel de Artxabaleta; etc.
Termina este documento con la cuenta trazada a favor de José Ignacio Larrzabal, propietario de la mitad de la casa de Loiola, que por los intereses vencidos hasta fin del año 1852 resultaron 494 reales.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Historia de Sopelana (Sopela), VII

Ya vamos con la séptima entrega de la historia de Sopelana, sacada de www.osakidetza.euskadi.net


Más notas municipales

Le pagaron en 1782 al tamborilero, José de Bareño, 30 reales por animar la fiesta anual ante la ermita de Santa Marina en la Campa de su término. Es la primera vez que se hace referencia a esta fiesta que los vecinos de Sopelana hacían en Urduliz. La biografía de esta Santa Mártir ya la he insertado en la Historia Fonográfica de la Anteiglesia de Urduliz, Municipio éste que con Sopelana se considera depositario de esa antigua ermita para cuyo acceso en aquel paisaje bucólico y desde el cual se denominan bellísimas panorámicas del campo y de la lejanía del mar, recientemente han construido con piedras una escalera que une directamente, desde la jurisdicción de Sopelana, al pequeño edificio de la ermita de Santa marina, empotrado en las rocas que le sirven de base y de contrafachada.
Se recibe del Tesoro General don Bartolomés de Labairu documento de acuse de recibo del "donativo" de 1567 reales que había hecho a su Majestad y cuya cantidad la anticipó Antonio de Kortina el 9 de Marzo de 1780 por penuria de las arcas municipales.
La ermita de San Andrés de Meñakoz era, como hemos dicho, destino de dos precesiones que realizaron los vecinos de Sopelana con los alcaldes al frente, quienes gratificaron al cabildo parroquial con 90 reales.
Ante el Corregimiento del Señorío la Anteiglesia tiene pleito con Catalina de Arana, viuda, por cuestión de linderos de su casa de Bareño-Torre y su molino de Aspiribil. El gasto de abogador, sin que comprendamos el motivo de unificar esta partida, se suma el de "obra en el archivo secular" que se encuentra en la sacristía parroquial y por todo abonan 304 reales.
por cuatro días ocupados en Junata de Merindad de Urive, en Begoña y en Munguia, el 15 de Agosto de 1784 se aoryeba e gasta de 32 reales.
Dieron en data el 2 de Febrero de 1785 213 reales por días en que se ocuparon los Fieles Regidores Domingo de Zalbidea y Francisco de Larraondo en las Juntas Generales que se celebraron en la Antigua de Gernika; importe de los gastos de la posada correspondiente a ambos. En esa misma sesión se aprobó la limosna de 20 reales a una pobre mujer postulante, que le sorprendió el parto en una casa de Sopelana.
Dos cristianos recién convertidos con la autorización del Corregimiento postulan en esta Anteiglesia, asignándoles el Ayuntamiento el 26 de Febrero de 1786 cuatro reales. Este mismo año se hace reconocimiento de los fortines que se hallan en el paraje llamado Meñakoz, sobre cuyo estado se trató en Bilbao con el Síndico del Señorío.
Los fieles Regidores Juan de Abaroa y Ambrosio de Zalduondo, que lo fueron en 1784, hacen consignar en las acta de 1787 que están contentos y enteramente satisfechos de su fielato, que a su vez se lo agradece el municipio sin repugnancia, a su entera complacencia. En 1789 Miguel de Bareño Alonsorena y otros dos más protestaron del nombramiento de "ciertos Fieles Regidores", sin especificar cuales, por lo que no concatenamos a estos con aquellos.
En sesión de 3 de Febrero de 1788 figura en acta la presencia de Domingo Uribe, Maestro de primeras letras a quien por la enseñanza de leer y escribir, según ajuste y convenio que tiene hecho con todos los vecinos moradores de esta República, se le dará en cada año por su trabajo y enseñanza 500 reales.
Se encuentran un cadáver en jurisdicción de Sopelana y por su entierro se abonan 16 reales de la caja municipal.
En 1789 según el folio 132 vuelto del libro más antiguo, se destinan 100 reales a los Apoderados que por Sopelana se han nombrado para acudir en Gernika al acto de la Coronación de Carlos IV por fallecimiento de su padre Carlos III.
Las exequias se celebraron, efectivamente, en la iglesia de la Antigua con Asistencia a los apoderados de los Pueblos, guardándose los lutos correspondientes. La oración fúnebre se encomendó al ex-capitán de artillería, el vizcaino fray joaquín de Abendaño que a la razón vivía en el convento de la Santísima Trinidad de Deusto. El Marqués de Valdecarzana, dueño de la casa solar y torre infanzona de Urkizu radicante en este Señorío fue el encargado de que saludase al nuevo rey y que alcanzase la confirmación de los Fueron en el caso de que su Majestad no viniera en persona a jurarlos. Para su fiesta en la Anteiglesia se trae pólvora por 12 reales y tres maravedíes.
Colabora Sopelana en la reconstrucción del convento de San Mamés de Abando que un incendio ha aniquilado por completo el 18 de Febrero de 1790; primero con 80 reales y después con otros 100. Por petición de fray Francisco de Iarritu, superior de dicho convento, la Diputación del Señorío concedió 1500 reales, más la licencia para que postulase por las Corporaciones del Señorío en demanda de auxilio. En un año en el que de las arcas municipales salen diversas cantidades de dinero en vía de caridad o devoción, pues 40 reales se presupuestan por la asistencia de un pobre que acabaría por fallecer en el caserío Artuui; 55 se dan a José de Zalduondo, pobre de solemnidad y al Cabildo otros 45 reales por la novena a San Antonio de Padua.
El 5 de Febrero de 1792 (domingo) se celebra la última sesión que según tradicional costumbre tenía lugar en el cementerio, razón por la cual, al estar en el pórtico de la iglesia se dió a Sopelana como a otros lugares del Señorío el nombre de la Anteiglesia. Se había hecho la casa consistorial, en contrata con Domingo de Libarona (que cobró en 4 plazos, de 2.383 reales y 2 maravedíes; 700 reales; 500 reales y 999 reales, con lo que se finalizó de pagarle en 1797) y ya el cementerio dejó de ser el ámbito que acogí las asambleas municipales. Efectivamente desde la sesión que tuvo el lugar el Domingo 10 de Febrero de 1793 el encarecimiento de las actas es "En el Salón de la Casa Consistorial", que desde el acta del 1 de Noviembre de 1797 se llamaría "Salón de Ayuntamientos" y concretamente el 24 de Abril de 1814 "Salón de la Casa de Ayuntamientos".
El 14 de Febrero de 1793 se abrieron las Juntas de Gernika en las que se pidió que se prevengan los vecinos de 18 a 60 años con el equipo necesario de guerra, pena de 10 ducados a fusiles y gastos de la costa y, no teniendo bienes los tales vecinos, las Anteiglesias o villas en que residieren pagasen el fusil y la bayoneta. En Meñakoz los Sopelana y Berango.
Dicho año de 1793 se colocan por 40 reales los mojones diviseros en el paraje y monte de Meñakoz. Siguen los Apoderados menores de Sopelana Juntas de Merindad de Begoña. A costa de la Anteiglesia Miguel Bareño compone por 290 reales el puente de Sopelana. Así como otro puente como el caserío Larragoiti que con el retejo de la ermita de Santa Marina ascenderá a 344 reales y 17 maravedíes.
Se celebró la Junta de la Merindad de Uribe en la que se leyó una pastoral del Obispo de Calahorra en cuya Diócesis a la que pertenecía Bizkaia animando a sus feligreses a contribuir con 110.000 reales para subvenir a los gastos de armamento de sus naturales; acudiendo por la Anteiglesia de Sopelana don Simón Antonio de Kortina.
Para el revelo de la gente armada en Ondarroa y Markina se destinó a dicho efecto en 1794 a los últimos tercios de Getxo, Urduliz, Barrika, Gorliz y Sopelana entre otros.
No encuentro dato de interés en las actas hasta la sesión del 30 de Abril de 1797, en cuyo año se contrató a un francés en 126 reales para coger raposos que causaban mucho daño en esta República. Se trae a un fraile "capochino" para que dé orden de los vecinos bendiga las cosechas de trigo y maíz. Se hicieron unas fogueraciones cuyo texto no he podido encontrar pero sí la propina de 20 reales que se entregó a quienes las hicieron. Igualmente veo que Domingo de Libarona, el constructor de la Casa Consistorial, reclamó una carta de pago por recibo de las obras, por las que el escribano que la extendió cobró 28 reales.
En acta de 3 de Junio de 1798 nos enteramos de que se ha organizado toda la documentación del Archivo "cuyo trasmano era fácil por la poca lo que costó algo más de 24 reales.
Los apoderados de Sopelana siguen en 1799 acudiendo a las Juntas de Merindades en Begoña y en Mungia.
Según acta de 30 de Enero de 1802 se aprueban las obras de arreglo de la ermita de Santa Marina que ha hecho Francisco de Urretxaga y se conviene en el pago de 62 reales por un libro remitido por el Señorío, para la enseñanza de niños, a los maestros de primeras letras.
En sesión de 12 de Febrero de 1804, por la composición de la bodega que para recoger vinos, txakilies, y poder vender al aforo que diesen los Fieles Regidores en los bajos de la Casa Consistorial, se destinan 197 reales.
Por la parte que corresponde a Sopelana como contribución a los gastos del Señorío en el transporte de trigos desde la villa de Bilbao a la ciudad de Burgos, se autoriza al Tesorero a entregar en 1806 la cantidad de 294 reales. Por trasladar a un enfermo, que recayó en Sopelana, a la anteiglesia de Getxo de donde es natural, se destinan 11 reales.
En acta del 26 de Marzo de 1808 se otorga contrato con un maestro cirujano, pero hasta 1824 en el que Juan Bautista de Ganbe va a Elgoibar a establecer las condiciones claras por las que aquel ha de asumir el cargo, éste no se cubre. El equipaje de dicho cirujano lo trajo Ramón de Iraolaga por 160 reales que adelantó el ayuntamiento de Sopelana.
Con fecha de 11 de Enero de 1809 se concede a Antonio de Landa, vecino de Sopelana, una ayuda de 231 reales para que pueda criar a una hijita suya, para lo cual no tiene medios por su enfermedad y pobreza. También, por compensación de las parejas de bueyes que por bagajes de tropa perdieron Juan Domingo de Aio, Antonio de Kortina, etc., se aprobaron respectivamente cantidades de 1.080 reales y 1.200 reales.
A remolque del dato anterior, diré queden las actas del ayuntamiento de Sopelana que como otros Municipios sufrieron los rigores de las contiendas, se abre en si actas una sección llamada "Ramo de Guerra" en la que se asientan cuantos gastos fueron promovidos al amparo de la situación militar. Así, por dirigir las tropas de noche desde Sopelana a Plentzia se dieron 16 reales a dos propios; a Santiago de Zalbidea, por lo mismo, 10 reales; por darles la pista hacia Portugalete también de noche, 12 reales; para el camino hasta Bermeo, 40 reales y por el favor de orientarles al muelle de Getxo,12 reales. La "avichuela" quedara la tropa se entregó en Mungia costó en su trasporte 32 reales. Ocho reales y cuatro maravedíes de gasto exigió un oficial de tropa y por barrenar los cañones del castillo de Plentzia se abonaron a un soldado voluntario 15 reales. El párroco don Simón Antonio de Kortina vendió la casa cural de Sopelana en 2700 reales y estos los ofreció al ejército.
En 1814 se entregan 8 fanegas de trigo y media de alubias en Gernika al proveedor de aquel distrito, José Mariano de Zubiaurre, para el mantenimiento de las tropas españolas allí acantonadas. También al precio de 450 reales se ponen a disposición de Nicolás de Urizar otros tantos 450 cuartillos de txakoli para los militares de la zona.
Sopelana colaboraba en las fortificaciones de Bilbao pagando su parte de jornales a los operarios que trabajaban en las mismas en 468 reales.
En actas fechadas de 1817 a 1826 se plasma lo entregado por el ayuntamiento a diversas obras hechas en su jurisdicción; así 544 reales para retejar y reponer la casa taberna y 7 por nivelar el campo nombrado de Santa Marina. Precisamente en la sesión del 10 de Setiembre d e1826 se solicitó del Corregimiento se eximiera de las cuentas por las que debía de dar razón en ese intervalo y efectivamente en el folio 237 v; cuentas por las que se declaró exento a dicho municipio; si bien en diferentes lugares se relacionan partidas diversas como en 1823 los nueve reales que se dan a Ramona de Manene por conducir a un expósito a Bilbao; 154 al dueño del caserío asua, quemado, para su reconstrucción;8 y 34, respectivamente a dos mujeres y a tres hombres por conducir fusiles de Bilbao a Sopelana, donde se concertó que por lo menos hubiera una veintena de ellos.
Para la recuperación de liquidez se cargan cuatro cuartos por azumbre al vino que se expende, al tiempo que se efectúa la venta de los txakolies, por lo que en acta del 20 de Junio de 1829 se declara haber ganado 313 reales.
Hay un pleito del vecino de Erandio Juan Manuel de Etxeberria que reclamaba por una avería que su caballo sufrió en el puente de Urkitxueta. Ante el Tribunal del teniente general el apoderado por Sopelana, Casimiro de Bidaurrazaga (que percibió 2.297 reales) obtuvo la absolución de la anteiglesia en este asunto, aunque cada cual tuvo que pagar sus costas.
Termina este libro en el folio 223, reflejando el 20 de Junio de 1830 un superávit de 1447 reales y 26 maravedíes.

martes, 16 de septiembre de 2014

Historia de Sopelana (Sopela), VI

Sexta entrega de la historia de Sopelana (Sopela), sacada de www.osakidetza.euskadi.net



Apoderados a Juntas Generales

Los pueblo de Bizkaia enviaban a las Juntas sus representantes: quiénes eran estos y la forma de su elección y las condiciones que se exigían para ser Apoderado podemos fijarlas a partir del siglo XVI.

La primera noticia fidedigna la tenemos en la ejecutoria de 1549 y en una petición hecha el 27 de Enero de 1596; por ella se echa de ver lo que eran dichos Apoderados. Se pidió que ordenase y estableciese por ley que cada vez que se celebraran Juntas Generales acudiesen de cada anteiglesia los hombres más entendidos, sabios y ancianos y no precisamente los Fieles.

El corregidor por auto del 21 de Agosto de 1630, efectivamente, mandó que los municipios enviasen a la Junta General personas de la mayor autoridad sin atender a que fuesen Alcaldes o Fieles o no. Después por junteros o apoderados de las anteiglesias se nombraba a los idóneos y capaces que hubiese en cada república, pero que supieran "romance" (castellano) leer y escribir de manera que entendieran lo que en la Junta se trataba y se pudieran explicar para conferir, decidir, tratar o discutir lo que en ella se ofreciesen con apercibimiento de que lo contrario se perjudicarían los municipios respectivos bajo la pena de cuatro ducados según se dispuso el 2 de Noviembre de 1627. Estos Apoderados tenían que ser vecinos de la anteiglesia que representaban. En la Junta de 1628, curiosamente habiendo dudas de que los Apoderados de Deusto y Etxabarria fueron vecinos de tales municipios se les obligó a que juraran que durante los tres años últimos recibían cada uno por su parte los sacramentos en su anteiglesia respectiva. Tampoco podían ser admitidos como Apoderados por dos repúblicas a la vez; caso que se presentó en la Junta General del 11 de Enero de 1628 cuando uno mismo dijo ten poderes de Erandio y de Sondika. Con el tiempo y como las Juntas Generales se Celebraban en Épocas en que al Apoderado no le convenía abandonar los trabajos agrícolas de su propio caserío, se estableció la figura del sustituto que tenía que ser responsable de su propia función supeditada a lo que le aconsejara el Apoderado de quien era portavoz. Hubo distintos pareceres sobre la forma de otorgar estos poderes que muchos alcaldes trataron de suplantar. Lo que no tiene dudas es que en la Junta General del 2 de Diciembre de 1814 se patentizó que no siempre se obró correctamente en este sentido, pero no había forma de solucionar inobediencias e incapaz citaciones retrospectivas.

Corremos el peligro de que al enumerar a los Apoderados por Sopelana que a continuación insertamos, veamos sólo una lista de personas cuyo nombre nada nos dice, e incluso al ver repetido a un mismo Apoderado pensemos en que pueda ser involuntario error de transcripción. Sin embargo así como nos honramos en haber propuesto la lista más completa posible de los Alcaldes que fueron enteros responsables de la vida de su municipio durante su correspondiente mandato, todavía mayor importancia tuvieron los Apoderados cuyo dictamen gozaba de mayor repercusión, puesto que los asuntos en los que intervenían eran a nivel de todo el Señorío.
El más antiguo Apoderado de Sopelana en las Juntas de Gernika que he encontrado en mis investigaciones sobre las actas de aquellas tradicionales asambleas boj el sangrado Roble es Martín de Unybi (si) que de los apellidos más antiguos de la anteiglesia de Sopelana y que en las referidas actas aparece ya en 1558, sucediéndole Juan y Otxoa de Gana en 1559, al tiempo que un tal doctor Puerto hace sus veces en 1560 y a éste le sucede en 1561 Pedro de Larragoiti. En 1562 Martín de Zaldua y Pascual de Otazu. Los apellidos Argaluza, Bareño, Aresti y Aretxabaleta los portan diversos apoderados en los intervalos en 1560 a 1577 en el que nos congratulamos en consignar a Andrés de Sopelana, maestre, Apoderado de Sopelana conjugando así al topónimo en su sentido de patronímico y del nombre de la entrañable anteiglesia natal. Larragoitia, Larraondo, Ibarra, Augasti de Atxondo, Mauraza, Ibarguren, Aldekoa y Barrena son los apellidos de los que representan en Gernika a la Anteiglesia de Sopelana hasta 1599, en el mismo dintel del siglo XVII González de Sopelana ; coincidencia que con la antes subrayada es digna de tenerse en cuenta por unificar apellido y denominación local. Por fuerza de sinceridad debemos avergonzarnos de la actitud de Gonzalo de Bareño que en la Junta General de 15 de Julio de 1609 no pudo subrayar las actuaciones de la asamblea con su firma, pues no sabía escribir, Estaba en el mismo caso que los que los representantes junteras de Deusto, Gamiz, Urduliz, Gorliz, Lejona, Sondika, Gatika, Getxo y Berango, pero estuvo al quite don Luis de Butron precisamente patrón Divisero de Sopelana que hizo sus veces. En la Junta General de 10 de Julio de 1618 despidieron al procurador de las Enkartaziones y para elegir a su sucesor por el bando Oñacino, según costumbre todos los Apoderados de dicho bando fueron poniendo el nombre de su anteiglesia en cedulitas que se fueron metiendo en bolitas de plata. Habiendo puesto todas las cedulitas de la parcialidad oñacina, que eran cuarenta, el Corregidor las introdujo en una caja de nogal con su cubierta y llave y luego de revolverlas dentro de la caja, las puso sobre una mesa, las volvió a revolver y las echó a una caja en las que otra vez las resolvió una vez contadas, sacando la suerte un niño y salieron como anteiglesias colectoras del nuevo procurador de las Enkartaziones la de Sopelana, Gorozika e Ispaster. Los apellidos Landaeta, Sertutxa, Baraona, Zugasti (el Apoderado por Sopelana a la Junta de 4 de Octubre de 1644 votó para que se hiciera una vuelva fogueración), Zalduondo y Basurto se entremezclan en la lista de Apoderados. Tenemos la suerte de ver que antes, en 1625, aflora la figura de Gonzalo de Sopelana y Bareño de quien pudiéramos hacer el mismo comentario que el de sus antecesores del propio apellido. Dolora, Rigoitia, Zurbano, Lezeta, Artaza, Aretxabaleta, Sustatxa, Zugasti, Bidaurrazaga, Zaldua, Manene, Zabala, Arnabar y Otaza se inscriben por derecho propio en esta lista en la que el 12 de Septiembre de 1662 aparece como apoderado Antonio de Luiando Butron y Muxica, de la familia de los patronos Diviseros. Le seguirán Apoderados apellidados Amezaga, Okariz, Asua... hasta que el 5 de Noviembre de 1680 encuentro a Rafael de Sopelana y Zugasti representando a su anteiglesia homónima. Goikoetxea, Artazatorre, Monteano y Atardui suceden a aquel en su cargo que vuelve a ocuparlo en 1686 y a quien le sigue otra vez Rafael de Sopelana y Zugasti. Sancho de Txanbarri, Francisco de Dortina, Domingo de Zumanena, Ortiz de Belasko, Matías de Arana, Gabriel de Urrutxurtu, Bruno de Yurrebaso, Antonio de Larrinaga, Juan de Soltura, Agustín Pedro de Mentxaka, José de Arrarte, Domingo de Zubeagirre, Martín de Amezkarai, Juan de Mendieta, Juan de Garaiza, Ramón de Borrondona, Juan de Iraola y Ramón de Uriarte primarán entre los Apoderados que alcanzan el siglo XIX. Juan Bautista de Zalbidea, Francisco de Atxalandabaso, Manuel de Eguzkiza, Vicente de Ondiz, Juan Bautista de Gobela, José María Castaños, Domingo de Altunaga, Andrés de Goiri, Francisco Antonio de Sarria y Víctor de Ansoleaga cubre otro medio siglo en la lista de Apoderados por Sopelana hasta 1868 en la que forma parte la recia personalidad de son Francisco de Aio. En 1877 lo es José Manuel de Kandina y Guachier que alcanzará la agonía de esta institución que se vio tronchada como un árbol por una galerna ese mismo año, siendo Apoderado José Agustín de Eguskiza y Aranbalza.